jueves, 21 de agosto de 2008

miércoles, 20 de agosto de 2008

RETIRO ESPIRITUAL




Pues sí, yo, la misma que viste y calza, me fui el fin de semana pasado de retiro espiritual (quien me ha visto y quien me ve) a Turballos, un pequeño pueblo alicantino cerca de Muro de Alcoy que es testimonio vivo de que otro mundo es posible. En los años 70 Vicent Micó junto a un grupo de gente devolvieron la vida a esa aldea abandonada bajo el principio de la no-violencia y la ecología, es una comunidad ecuménica, con una pequeña iglesia, y un albergue que se llama "la comunitat". En ese lugar se respeta cualquier religión y creencia, aunque no se posea ninguna, y yo no sé por qué será, pero en ese lugar se respira paz. Esta experiencia a reafirmado otra perspectiva de la vida, realmente se puede vivir con consciencia ecologista dependiendo apenas de lo cultivado fuera. Quiero plasmar lo vivido sin dejar un detalle porque pienso que vale la pena que lo comparta con los que tienen a bien pasearse por éste mi humilde blog.

La verdad es que estaba ansiosa semanas antes de ir, me sentía como un perrito que ve que su amo coge la correa con la que lo sacan a pasear, presentía que lo que iba a pasar ahí era digno de ser vivido. En el cartel que había colocado mi profesor de Yoga, Ángel (nunca un nombre le ha venido tan bien dado a una persona, ya que aunque las alas las tiene escondidas, de estar, están). A aquella persona que haya leído algo de este blog sabe que he volcado en él el proceso de búsqueda espiritual que mi alma anhela, y que el hinduísmo, ha sido la religión que ha resonado más en mí. También sentía que las religiones era la manera en la que Dios nos deja aproximarnos a Él, herramientas que podemos tomar para facilitarnos el camino, y que cuando realmente se comienza un plan de búsqueda espiritual, las religiones llevan a lo mismo, y todas tienen sus límites. Por tanto, el acercamiento a la religión hinduista me permitió dejar de negar la tradición cristiana que se me ha trasmitido por cultura, y valorar siempre de manera positiva a aquella persona que viene a hablar de Dios, aunque la interpretación que se haga no me convenza.




Pues volviendo al cartel que Ángel colocó en clase, en ese cartel se hablaba de un retiro a Turballos, en ese retiro a parte de yoga se iban a recibir unas charlas de John Martin, un monje benedictino camaldunense del asram de Saccidananda, al sur de India. John Martin plantea la búsqueda de Dios trasciendo a las religiones con los límites que ellas mismas tienen. Evidentemente cuando leí esto no pude contener las ganas de vivir esa experiencia porque ¡menuda "casualidad"!.


Cuando llegué temía sentirme defraudada, ya que las expectativas que había puesto en este encuentro habían sido elevadas, pero la verdad es que estas expectativas se quedaron cortas.

El coche en el que iba estaba lleno, conducía Yves, un hombre encantador donde los haya, su esposa Remedios, compañera de clase de yoga, también estaba Toñi con la que había coincido alguna vez en la playa esos sábados en los que Ángel tienen a bien regalarnos una clase mañanera, y Gloria, una amiga del pueblo que está pasando por un cambio en su vida y que accidentalmente está pasando una temporadita estival en mi humilde morada. No tenía previsto que íbamos a congeniar tan bien.






LLEGADA A TURBALLOS

Lo cierto es que yo me hubiera perdido, pero gracias a la providencia contábamos con Yves que tiene un sentido de la orientación muy desarrollado, y en una hora llegamos desde Alicante. Nada más llegar vimos un pequeño pueblo, muy cuidado, con una pequeña e íntima iglesia. Nos esperaban María y Pilar, pero antes que ellas nos dio la bienvenida Perdut, un perro perdido que ha encontrado cobijo en este lugar. Mis ojos empezaron a abrirse como platos, y mis pulmones comenzaron a llenarse de paz. La expectación del momento, qué se hace, adonde ir, quienes estarán... Toñi, veterana ya nos enseñó las habitaciones, Gloria y yo decidimos compartir litera, yo me pedí la de arriba pero los colchones eran de espuma y el catre se hundía, así que decidí dormir en la cama más rígida que hay, el suelo. Desgraciadamente no había suelo para las dos en esa habitación y Gloria decidió a la noche siguiente dormir en otra cama de otra habitación.





Prosigo con la experiencia. Nosotros fuimos de los primeros en llegar, poco a poco iban llegando personas de distintos lugares, con diferentes proyectos vitales y perspectivas, y con la causa común de vivir esa experiencia. Y a pesar de no haber tenido nunca una vivencia parecida lo cierto es que enseguida me sentí en mi hogar, y comencé a aceptar a esos extraños en un principio como conocidos. En la primera sesión con John Martin, sólo nos presentamos y dimos nuestros motivos para estar allí.





La cena fue sencilla y vegetariana, por el principio de ser una comunidad no violenta. Las charlas de Martin merecen una mención aparte, así que me centraré sólo en lo que han significado esos días para mí. Antes se agradeció el alimento que se nos había proporcionado y después se bendijo, y luego ya nos pudimos servir.

Cómo describir a Vicent. Es un hombre de cuerpo pequeño, tiene 80 años y fue uno de los fundadores de esa utopía llamada Turballos. Un sacerdote con ideas ideológicas. Fíjate que cuando piensa en Cristo piensa en la no violencia, y piensa en el vegetarianismo, y piensa en la comunidad. Un hombre nervioso, que habla en valenciano pero hace el esfuerzo de hablar en castellano para no incomodar a los que no lo entienden, con un pequeño tic cuando habla y dice cuando habla de su proyecto:
-Santa Teresa escribió que si uno tiene un deseo y éste viene de arriba, todo se te dará para que se cumpla.- y dicho esto abre las manos, encoje los hombros y eleva las cejas estilo Carlos Sobera pero las dos a un tiempo...- Aquí no importa lo que digas, si crees o no en Dios, por sus obras los conoceréis. Quien viene aquí no le va a faltar trabajo, y todos hacen de todo, eso de especializarse en cosa puede hacer que uno se crea imprescindible.

Este hombre ha logrado que en ese pequeño pueblo tenga una almazara del siglo XIX, porque a él más que reciclar prefiere reutilizar. También hay un telar en el que se confecciona ponchos, también se hacen zapatos, y hay una carpintería. Los trabajos de albañilería también es cosa de él (y de la gente que vaya a aportar su granito de arena). Tienen su propia huerto, donde los cultivos son ecológicos. Luego tienen gallinas, y burritos... y es increíble como esos animales no teman a los humanos, y sean tan tranquilos.

Pilar, enfermera jubilada, por su lado, está atenta de todo y de todos, que a nadie le falte nada, que la comida esté a tiempo, que todos tengan sus faenas asignadas. Ella es la que amasa el pan. Apenas se la podía pillar tranquila para tener una pequeña conversación con ella, pero si la buscabas no te la negaba.








Y Paco, un hombre que está en una silla con ruedas (digo con ruedas y no de ruedas, porque en una silla le habían puesto ruedas a las patas y así se desplaza). Recuerdo que al principio me daba un poco de respeto acercarme, lo ví en ese estado y pensé que quizá no pudiera comunicarme con él, o que no me vería, o qué se yo, los típicos prejuicios que hacen que limites tus experiencias en esta vida. Paco tiene una gran función en Turballos porque en su estado se mantiene muy lúcido, y da consejos de cómo tomarte la vida. Todas las cosas que puede hacer solo, las hace solo, como comer, a su tiempo y a su manera, y desplazarse con el propio impulso de sus piernas en distancias cortas. ¿Pero lo importante en esta vida no es hacer lo que uno puede?

De momento dejo esto publicado, más adelante cuento más....