lunes, 15 de octubre de 2007

Realidades


Y quién tiene las respuestas sino uno mismo. Y cómo nos engañamos para que nuestro ego no desaparezca. Como nos regocijamos en nuestra pena para no desaparecer. A veces uno reacciona por costumbre, y llora y rie porque es lo que debe hacerse. Si uno va a un funeral y no llora ni siente pena, uno se siente culpable. Me pongo a pensar, si uno ama de verdad deja que los demás se vayan en el momento que deben irse, se sabe que nada ni nadie es eterno qué mayor dicha cuando sabes que has amado a una persona hasta lo inimaginable, y se va, sabiendo que ese lazo de amor nunca desaparecerá. No debería haber ninguna pena. Pero de repente uno se siente solo, sin asideros, y cree que no es justo, y siente pena de uno mismo y no se da cuenta de la bendición que ha sido poder sentir tanto amor. Y es entonces cuando ensucia la relación.

Las relaciones, lo real y lo irreal. ¿Qué es real? ¿Son reales los besos que terminan?¿Las risas que se acaban?¿La pasión momentánea? Para mí, lo real son esas sumas de sentimientos que nos hacen crecer, que nos hacen dar y darnos hasta el momento en el que nosotros desaparecemos, que nos quedamos sin nuestro ego y entonces todo fluye. Si logramos vivir un sólo segundo así, habremos experimentado algo de la realidad, todo lo demás es una ilusión.

¿Cuántos besos vacíon no habremos dado? ¿Cuántas risas sin gracia habremos fingido? ¿Cuánta pasión animal, no humana, habremos experimentado? Bien puede parecer que esta es una lección de moralina, hace un tiempo yo también lo habría pensado. En esos momentos en los que sólo quería creer que lo único real era lo palpable y confundía amor con posesión. Evidentemente vivo en este mundo que a veces parece engullirnos, en este mundo en el que lo real es lo que sale por la tele y lo demás no existe. Qué difícil resulta controlar la mente, y encontrarnos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo queda y nada es vano...

Un besote mi niña