jueves, 16 de agosto de 2007

Desde el mirador


Desde el mirador que hay en el rompeolas de Alicante miro la playa del Postiguet una tarde de Agosto. Parece cualquier cosa menos una playa, no se ve la arena sino cuerpos semidesnudos que se confunden entre sí recordándome las texturas de las fotografías de Spencer Tunick. Todos actúan como un uno, con sus egos y virtudes, alegrías y frustaciones, se mezclan en el mar que todo une.

El amor es algo que se reconoce si se mira, los actos altruistas se reconocen si estás atento. No hay que confundir al alma ni dejarse confundir. Dentro de esta multitud de gente te puedes fijar por ejemplo en un padre y un par de hijos adolescentes que llegan nadando hacia el rompeolas donde estoy escribiendo y empiezan a buscar, imagino, que cangrejos. Se percibe la complicidad entre los tres, el cariño que se procesan. Dentro del caos de la Playa de Alicante en el mes de agosto se puede percibir el orden y la claridad. La Verdad es aquello donde concentras tu atención. La primera impresión es el caos, pero en el caos hay orden, sólo hay que buscarlo y encontrarlo, hay que tener paciencia. Todo está bien, todo es como debe ser.

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