Habiendo captado lo que debe captarse,
No aflojes tu mano hasta que tengas éxito.
Habiendo deseado lo que debe desearse,
Aférrate hasta que tu deseo se cumpla.
Habiendo preguntado lo que debe preguntarse,
Aférrate hasta que obtengas lo que pediste.
Habiendo pensado lo que debe pensarse,
aférrate hasta que tengas éxito.
O Dios cede a tu ruego o debes pedirlo de corazón.
Con intensidad.
Este es el camino que vive un verdadero deboto.
La cuestión es saber cuál es el deber de cada uno (lo que debe captarse, lo que debe desearse y lo que debe pensarse).
miércoles, 25 de julio de 2007
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